Que la gerencia tenga a su disposición toda la información relativa a la empresa es la base para una gestión eficiente y responsable: conocer riesgos y vulnerabilidades y establecer unos mecanismos para poder reducirlos a un nivel razonable proporciona una ventaja respecto a los competidores.

Todo riesgo empresarial comporta la posibilidad de un resultado no deseado. El anticiparnos al resultado de los riesgos comporta establecer los programas y las acciones necesarias para reducir y contrarrestar las posibles consecuencias.

Por todo ello cobra una gran importancia la función de la auditoría interna: ayuda a la gerencia en la evaluación de riesgos y en la preparación de un plan de auditoría para poder monitorearlos periódicamente.

Un buen sistema de control interno, a partir de un buen entorno de control, su implementación, monitorización y procesos de mejora, no es sólo una estrategia de las grandes empresas, sino que también son cada día más las medianas empresas que empiezan a incorporar el área de auditoría interna como parte fundamental en su gestión empresarial.

Estas prácticas redundan en una mejora de la imagen y de la economía real de la compañía. Y una guía fundamental es el informe COSO, marco de referencia a nivel nacional e internacional y que actualmente es utilizado por todo tipo de compañías.

Para ello  es necesario contar con profesionales que ayuden en la puesta en marcha del sistema de control de la empresa. Hoy en día, ya no es necesario tener en nómina a un equipo de auditoría interna, la función de auditoría puede ser desarrolla por profesionales externos bajo la supervisión directa del comité de auditoría de la empresa, que es el órgano responsable de la supervisión de esta función, y en el caso de PYMES bajo la supervisión del órgano de gobierno de la sociedad.

Los auditores internos han de cumplir con unos requisitos de independencia suficiente para realizar su cometido de manera objetiva como establecen las normas sobre Prácticas Profesionales de Auditoría Interna del Instituto de Auditores Internos.

Es recomendable que sea un departamento independiente del resto de la empresa el que gestione la auditoría interna para evitar injerencias y presiones de terceros. Esta externalización es más recomendable aún en las pequeñas y medianas empresas por su reducido número reducido de trabajadores y entre los que las que las relaciones personales son más estrechas. La externalización favorece la independencia en la gestión así como en la evaluación de riesgos y controles.

Hay que entender la auditoría interna como un mecanismo de mejora continua de los procesos de la gestión de riesgos, controles y dirección así como de las operaciones y todo ello encaminado a la consecución de los objetivos estratégicos de las empresas.

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