Soy consciente de que se trata de un modelo que se ha intentado instaurar con poco éxito en España por distintos motivos, pero no por ello quería dejar de hacer una invitación a la reflexión una vez más a raíz del informe que The Competition and markets Authority (CMA) ha elaborado con diversas recomendaciones para abordar los problemas de competencia en el sector de la auditoría en el Reino Unido

https://assets.publishing.service.gov.uk/media/5cb89b2bed915d74fed24206/CMA_final_audit_market_report_A.pdf

En él se hacen una serie de recomendaciones para favorecer la calidad y la resiliencia del marco regulador del sector de la auditoria en el Reino Unido, en el que se apunta que la auditoría conjunta obligatoria sería un posible remedio para que las firmas de auditoría medianas pudieran optar a auditar grandes empresas del FTSE350. Según dicho informe, sería una solución a medio plazo, ya que permitiría a estas firmas desarrollarse y convertirse en opciones para realizar trabajos de auditoría de mayor envergadura, con lo que ello comportaría de beneficioso para el sector.

La co-auditoría, que tiene como objetivo la realización de forma conjunta entre dos o más auditores independientes de los trabajos de auditoría de los estados financieros de una empresa para emitir un único informe, nos ofrece un abanico de múltiples ventajas y beneficios para todos los actores del sector económico y empresarial.

Entre dichas ventajas y beneficios, estamos de acuerdo en que se favorece el ejercicio del escepticismo profesional además de reforzar la independencia del auditor, dando entrada a las firmas de auditoría medianas para asumir retos de mayor envergadura, tanto a nivel geográfico como de dimensión, sector o entorno, además de que estimula la innovación en los procesos de auditoría.

Y si nos guiamos por la experiencia de la auditoría en Francia, donde la co-auditoría es una modalidad mucho más madura y hasta obligatoria en algunos contextos, el sector ha salido beneficiado en su conjunto, las firmas medianas han crecido en nuevos mercados y los costes apenas se ven incrementados ni por parte del cliente ni para el propio auditor.

La idea es crear un contexto de WIN-WIN-WIN en el que auditado y auditor se beneficien de una modalidad que mejora el modelo actual.